Zeus es el más grande de los dioses del Panteón helénico. Se le considera el dios de la luz, del cielo sereno y del rayo. Habita las cumbres del Olimpo, pero también viaja cuando es necesario.
Poco a poco el Olimpo dejó de ser la morada exclusiva del dios para convertirse en la región donde vivirían todos los dioses.
Zeus no sólo preside las manifestaciones celestes, da la lluvia, lanza el rayo y el relámpago, sino que su mayor función es la de mantener el orden y la justicia en el mundo.
Él es el encargado de purificar a los homicidas de la mancha de sangre, vela porque se mantengan los juramentos y por el respeto de los deberes de la hospitalidad; además garantiza el poder real y la jerarquía social entre los hombres y los dioses.
Es el único de los dioses que no se deja llevar de sus caprichos, excepto en lo referente al terreno amoroso. El dios, al igual que otros muchos dioses, fue un seductor nato, un mujeriego empedernido que causó muchos disgustos a Hera.
Los mitógrafos sostienen que todas las uniones ya fueran humanas o divinas tenían un por qué. Así justifican el nacimiento de Helena con la provocación del conflicto armado de la Guerra de Troya y así disminuyese la presión demográfica de Grecia.
En nacimiento de Heracles tenía como objetivo salvar al mundo de una serie de monstruos que lo atemorizaban. Por tanto queda claro que la procreación divina estaba encaminada a actuar de forma providencial.
Para todas las uniones que concibió Zeus, adoptaba formas diversas. Se ha querido dar una explicación a estas transformaciones del dios como que éste había reemplazado a divinidades locales mucho más antiguas que se representaban en forma de animal.
Todas estas aventuras y uniones desesperaban a Hera, la hermana y esposa legítima ya que estas transformaciones también se toman como un deseo de ocultación del dios ante su mujer, de sus devaneos amorosos.
Haremos aquí una pausa para recalcar la similitud de los dioses mujeriegos de los mitos con las características que se dan en los relatos narrativos del cine.
Una de las características del cine negro o cine noir no es otra que el doble sentimiento que inspira en el héroe (en la mitología dios) la presencia de la femme fatale (la diosa en la mitología). Por un lado le inspira atracción sexual, como hemos mostrado ya antes en algunos de los relatos mitológicos que hemos expuesto. Pero por otro lado también le inspira un cierto miedo. ¿Qué mejor forma de representar ese miedo que las transformaciones que adopta Zeus para alejarse de la mujer?
Para finalizar este post sobre el dios de los dioses griegos, Zeus actuará como dios justiciero que castiga a los malhechores, especialmente a los reos de cometer sacrilegios.