Cuando Horus tuvo la edad suficiente Isis lo presento ante el consejo de dioses como sucesor de Osiris.
Pero no fue una tarea fácil pues Ra y otros dioses discutieron sobre si aquel debía poseer el trono de la Tierra.
Las numerosas disputas entre los dioses sobre si Horus debía ejercer como sucesor, la insistencia de Iris y las bravatas de Set por conservar su posición hicieron que Ra tomara la decisión de trasladarse a una isla situada en medio del río para llevar a cabo la decisión.
Sin embargo Isis no era bien recibida en esta isla y se le prohibió su entrada. A pesar de esto la astucia de la diosa hizo que esta pudiera entrar en la isla transformada en la figura de una joven viuda.
Set se dirigió hacia ella temiendo alguna estratagema de la diosa y le preguntó a la muchacha que hacía allí, ella contesto que venía a buscar el apoyo de los dioses para que su hijo recuperara el rebaño que le había arrebatado a su padre un extraño.
Y fue entonces cuando Set se juzgó a si mismo respondiendo “¿Cómo un extraño ha podido apropiarse del rebaño viviendo tu hijo?”. Entonces los dioses se percataron de que lo justo era que Horus ocupara el trono.
Sin embargo Set no se dio por vencido y retó a Horus a una serie de enfrentamientos. En uno de ellos la diosa Isis usó su magia para salvar a Horus, aunque en un último momento se apiadó de Set, pues recordemos que era su hermano.
Horus indignado por la acción de su madre le cortó la cabeza a Isis, pero esta volvió una vez más a hacer uso de su magia y convertida en estatua de piedra acudió al lugar donde se encontraban los dioses que decidieron ir en busca del hijo ingrato de Isis.
Set lo encontró y le arrancó los ojos, pero Hathor que continúo en la búsqueda de Horus se los devolvió. Ambos habían obrado mal y durante muchos siglos siguieron proponiendo disputas en las que se servían de magia y diferentes trampas para no obtener ninguna repuesta definitiva.
Siguieron pasando las décadas y ambos dioses seguían disputándose el trono de la Tierra, hasta que Ra decidió que lo mejor sería viajar al Hermoso Oeste y consultarle al gran Osiris cual de los dos debía ocupar ese puesto.
Osiris puso fin a esta milenaria polémica nombrando a Horus como su fiel sucesor. Ra no satisfecho con la elección nombró a Set como su hijo y le hizo el dios de las tormentas.
Este mito encarna la lucha entre el orden y el caos, el bien y el mal sin olvidar el trasfondo político que esconde este relato. Así pues como decíamos al comienzo ¿no es la base de la mayoría del cine o series de televisión la lucha entre el bien y el mal?
Son ya muchos autores los que afirman que la lucha entre el bien y el mal es algo que atraviesa todos los relatos narrativos del cine, y están en lo cierto.
Más concretamente usando el ejemplo que presentábamos al principio y del que hablaremos también más tarde, podemos pararnos a buscar las numerosas disputas entre el bien y el mal que se dan en la trilogía de El Señor de los Anillos. Y al igual podemos hacer con la saga de La Guerra de las Galaxias.
Por lo tanto poco a poco vamos comprendiendo que la mitología no es algo que se ha de quedar en el pasado como técnica milenaria sino como un objeto de estudio interesante que conforma la base de muchas de las cosas que nos rodean en la actualidad.
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