viernes, 2 de noviembre de 2012

Mia

En el anterior post nos adentramos en el mundo de los trastornos alimenticios indagando en uno de los más comunes, la anorexia.
En esta ocasión vamos a centrarnos en otra de las enfermedades más comunes en relación con la alimentación, la bulimia.
La bulimia comparte algunas características con la anorexia, pero en este caso las personas enfermas no son capaces de reprimir sus impulsos de comer lo que les lleva a una ingesta excesiva de alimentos (de 10 000 a 40 000 calorías) que luego compensan provocándose el vómito debido a los enormes sentimientos de culpabilidad que les persiguen.
La bulimia suele darse en personas que previamente han seguido estrictas e insanas dietas debido a su obsesión por perder peso; al no apreciar esta pérdida de peso, ya que al igual que los pacientes de anorexia tienen una visión de su cuerpo distorsionada así como una obsesión por el peso, la ansiedad les lleva a darse esos atracones de comida.
En relación a como actúen después de estos atracones se han diferenciado dos tipos de conductas en las personas bulímicas.
Por un lado estaría la bulimia de tipo purgativo, que es aquella en la que el enfermo, tras la ingesta de alimentos se provoca purgas para eliminar los alimentos o recurre al uso de laxantes, diuréticos, etc.
El otro caso, no purgativo, lleva al enfermo a métodos de compensación de todas las calorías ingeridas como puede ser la práctica excesiva de deporte, ayunos, etc. Este tipo de bulimia es el menos frecuente ya que resulta menos efectivo que el de tipo purgativo, de hecho quienes padecen bulimia purgativa suelen recurrir a estos métodos de eliminación de calorías para acentuar el efecto.
A diferencia de la anorexia, esta enfermedad es más difícil de detectar en quienes la sufren ya que, en muchas ocasiones el peso de los individuos se encuentra dentro de los valores normales e incluso por encima de ellos.
A pesar de que los pacientes tengan un peso “normal” su salud no está libre de riesgos.
El mayor riesgo que presentan las personas bulímicas es que tienen mucha tendencia a caer en la anorexia lo que provoca graves consecuencias que ya vimos en el post anterior.
Además de esto las principales consecuencias que aparecen en los enfermos de este tipo suelen ser, por un lado la debilitación de las encías y erosión del esmalte dental pudiendo provocar la pérdida de piezas.

 Las constantes purgas desencadenan unos niveles bajos de potasio en sangre que como consecuencia pueden originar ritmos cardíacos peligrosos e incluso parálisis. La parte del organismo que más se deteriora es el esófago pudiendo llegar a roturas del mismo y en casos extremos el deterioro del recto desencadenando su salida a través del ano.
La intoxicación debida al abuso de medicamentos sin prescripción, como los laxantes, es otra de las consecuencias.
Al igual que señalábamos en la anorexia esta enfermedad tiene también un riesgo psicológico ya que se trata de persona que en muchos casos sufren algún trastorno de personalidad (el más común es el Trastorno Límite de la Personalidad) y son personas que sufren intensas depresiones que les pueden conducir a comportamientos de autodestrucción.
La intención de este post es informar al lector de esta enfermedad que a menudo es eclipsada por la anorexia y que sin embargo tiene consecuencias igual de graves o peores.
Aunque sea cierto que muchas personas que sufren de bulimia acaban cayendo en la anorexia las que no lo hacen se enfrentan a una lucha duradera ya que se estima que un 20% de personas con bulimia después de diez años siguen luchando contra esta enfermedad.


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