domingo, 14 de octubre de 2012

Fiesta Nacional de una España en crisis

Como cada año, el pasado viernes 12 de octubre, España se vestía de rojo y amarillo para celebrar el Día de la Fiesta Nacional.

El origen de esta festividad  se debe al descubrimiento de América el 12 de Octubre de 1942, a pesar de que Cristobal Colón no fuera consciente de que había descubierto un nuevo mundo pensando que se trataba de tierras de la India.
El descubrimiento de este nuevo continente supuso el encuentro entre dos mundos, Europa y América.
No fue hasta 1918 cuando se consagró el 12 de octubre como día de fiesta nacional bajo la denominación de “Fiesta de la Raza Española”.
Más tarde en 1935 se celebró en Madrid el primer desfile conmemorativo de “El Día de la Hispanidad” ya que se consideró que el término hispanidad era más adecuado que el de Raza empleado en un primer momento.
Durante la España franquista este día de la hispanidad no alcanzó reconocimiento, hasta que la Presidencia del Gobierno publicaba en 1958: «Dada la enorme trascendencia que el 12 de Octubre significa para España y todos los pueblos de América Hispana, el 12 de Octubre será fiesta nacional, bajo el nombre de Día de la Hispanidad.»
Finalmente en 1987 la Ley 18/1987(BOE 241/1897, página 30149) establece el 12 de octubre como Día de la Fiesta Nacional de España, prescindiendo del término “hispanidad”.
Este último desfile conmemorativo, el primero para el actual presidente del gobierno, Mariano Rajoy y ha sido calificado como uno de los más austeros ya que otros desfiles anteriores nos dejaban anécdotas de lo más jugosas.
Entre los momentos que más polémica levantaron encontramos, por ejemplo, la celebración de 2003 en la que el ex presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero no se levantaba ante el paso de la bandera de los Estado Unidos en protesta al apoyo que en ese momento mostraba el presidente José María Aznar a la guerra de Irak.
Otro, protagonizado por el actual presidente del gobierno en el año 2008 en el que los micrófonos le jugaron una mala pasada y todo el mundo pudo escuchar su famosa cita de “el coñazo de desfile”.



En esta ocasión no hubo mucho que reseñar de este último desfile que estuvo dominado por la independencia de Cataluña y la situación de déficit económico.
La crisis y los recortes estuvieron presentes en la celebración ya que la organización del propio desfile tuvo que ser menos ostentosa.
El gasto total se redujo en un 67% situándose en los 900 000 euros; 500 efectivos menos, la ausencia de vehículos pesados, una duración de veinte minutos menos y el acortamiento de la distancia a los 1.800 metros han sido otros de los cambios en detrimento de la crisis.
De una forma más irónica fue seguido el desfile en las redes sociales apuntando a otro de los grandes problemas que atraviesa España, el paro. Miles de twitteros utilizaron el hashtag  “#DesfileParados” para hacer sus críticas de forma paralela al desfile nacional.

El tercer tema que envuelve a España, la independencia de Cataluña también  tuvo su lugar cuando se pudo ver al Rey hablando con el ministro Wert sobre sus polémicas declaraciones acerca de la intención del Gobierno de “españolizar” a los alumnos catalanes.
El ministro se mostró firme a sus declaraciones descolgándose en catalán afirmando estar orgulloso de lo que había dicho.